lunes, 21 de noviembre de 2011

Hijo pródigo


Hoy he vuelto a ver a mis fantasmas. He vuelto a encontrarme a esa sombra que es capaz de helar hasta mis pensamientos más profundos.  Cada vez que se produce esta confrontación me juro a mí mismo que no volverá a pasar, que le daré fin, que ésta será la última vez. Pero, al final, acabo siendo incapaz de cumplir la promesa que me hice a mí mismo, parece que es un enemigo casi imposible de vencer.
Hoy volvió a suceder, hoy volví a ser un niño asustadizo, hoy el miedo me hizo su presa y por unos instantes era imposible escapar de sus dominios. El desenlace estaba claro, final estrepitoso, caída desmesurada. Debe ser fácil luchar cuando sabes que la victoria se decantará por ti, ojalá supieras lo duro que es luchar cuando sabes que la derrota es tu única opción, y aún así, entregar hasta el último aliento queriendo evitar lo inevitable.
Me siento como el hijo pródigo de la desesperación, pues no importa cuánto me rebele contra ella, da igual que quiera alejarme para no verla nunca más, todos estos esfuerzos se esfuman como ceniza en el viento, pues tarde o temprano acabo volviendo a sus brazos…

miércoles, 7 de septiembre de 2011

El poder

Al fin, ¡al fin! Está justo frente a mí. Mis ojos contemplan atónitos el brillo que desprende, la luz que de su forma emana.
Después de tanto buscar, después de luchar, perder y ganar, finalmente acabé encontrando este tesoro. No sabría decir cuánto he mentido, ni a cuántos he traicionado, pues me he convertido en el peor de los demonios para complacer mis deseos.
Este tesoro, tan antiguo y a la vez tan nuevo, es aquello que me empeciné en encontrar, decidiendo que no habría nada que pudiese pararme hasta conseguirlo, no habría amistad, amor, Dios ni moral que pudiera detenerme.
Después de todo lo que he pasado, después de todo lo que he hecho, después de que la ambición se apoderara por completo de mí, me paro a pensar... ¿Es éste el poder que buscaba? Toda esta sinrazón, el fin que justifica los medios... ¿ha merecido la pena?

domingo, 24 de julio de 2011

Mi oscuridad


Hay algo dentro de mí.  Hay algo que me ciega, que me ahoga. Su raíz se extiende por toda mi sangre, y su sombra se alarga sobre mi alma. Es su presencia la que vicia mi mente, y su aliento el que me infunde mis miedos. ¿Dónde está mi valor, dónde están mis ganas de luchar, mis ganas de ser feliz? Todo se marchita cuando ella me domina.
Hasta en el más profundo de los sueños allí está, incluso en este silencio oigo su voz. Su veneno invade cada poro de mi piel, y cada vez soy más sumiso a su llamada, cada vez estoy más derrotado. En cada una de mis noches siento su frío junto a mí, su gélido abrazo, su invernal mirada, que quiere congelar mi fuego interno, que quiere acabar con mi calor…

Ella es quién me hace cobarde. Ella es quién destroza mis sueños. Ella es quién destroza todo mi ser. Ella es mi oscuridad.

miércoles, 4 de mayo de 2011

El momento


Ese momento que tanto temo está muy cerca, lo presiento, como la acorralada presa que siente en el cuello el aliento de la muerte. Trato de mirar hacia otro lado, ignorar ese desenlace, pero en mi interior se que no hay nada que hacer. El destino está escrito y, una vez más, no seré yo el vencedor de esta batalla. Quizá debería haberme acostumbrado ya al fracaso, pero da igual cuanto lo intente, cada vez duele más que la anterior.

Y tengo miedo, el miedo de aquél que sabe que caerá pero no sabe ni cómo ni cuándo,  sufriendo en cada momento hasta que su caída se consuma. Así me siento, temeroso de cada encuentro, cada palabra , cada gesto, pues siempre temo que esa toma de contacto sea la definitiva, la que firme mi desgracia, la que confirme mi caída.


domingo, 1 de mayo de 2011

El otro

Yo soy el otro. Soy el que no importa, el que sobra, el que vive a la sombra de la gloria. El éxito jamás me visito y a la suerte nunca le caí demasiado bien. El eterno perseguidor de una sonrisa, de una mirada, de unas palabras, aunque bien sé que ninguna será para mi…
Soy aquél  que está siempre junto al protagonista, soy ese secundario molesto que deseas que desaparezca, pues mi presencia no hace sino entorpecer el transcurso natural de la función. Soy el que lucha por una meta inalcanzable, aún sabiendo que sólo consigo retrasar lo inevitable.
Soy el huésped de tu silencio, el esclavo de tu presencia, la furtiva lágrima que se derrama cuando veo que, una vez más, mi sueño yace en el suelo hecho pedazos…
Siento que tu presencia es para mí como el agua para la sed, que tu voz es la más dulce que jamás oí, y que es más intenso el fulgor de tus ojos que el del mismo Sol…¡Yo quiero arder en ese fuego!

Yo soy aquél que muere cada día. Yo soy el otro, pero para mí tu siempre serás la única.


miércoles, 27 de abril de 2011

Terror


Mira sus caras, ¿puedes verlo?
Es el dolor, anclado en su mirar
Tienes el dinero, el poder
¿Y por eso le has de condenar?

Muere su gente, muere su tierra
Ahogados en el pozo de la ignorancia
Y tú te empeñas en tu sucia guerra
Buscando más poder, más oscuridad…

Una madre pierde a su hijo
Víctima de un disparo a matar
Otros murieron en la batalla:
Amor, justicia y paz…

Y buscas otro país
En el que sembrar el terror
Tus bombas son verdugo
Juez sin discusión
Los civiles sufren y mueren
¿Tan negro es tu corazón?
Mira sus lágrimas,
Esparcidas alrededor
¿Tanto valen sus riquezas?
¿Tan poco importa su dolor?
 
                    


Van y Seth


Como cualquier otro día, Seth fue al bosque a por leña. Una vez allí, le pareció que otra persona se encontraba cerca. Adentrándose algo más en el bosque, encontró a esa persona, que no era otro que Van, el joven famoso en el pueblo por sus extravagantes vestimentas y su atrevida forma de pensar, casi siempre en contra del pensamiento general del pueblo. Seth se le acercó y le espetó:
-Van, ¿qué haces aquí?
-Pienso, simplemente.
-¿Eso es lo que haces durante todo el día?
-Y creo que le dedico menos tiempo del debido...
-¿Y en qué piensas ahora?
-En ella.
-¿Ella? Creo saber a quién te estás refiriendo. Pero ella no te ama, y lo sabes perfectamente, ¿porque aún sabiéndolo te torturas de esta forma? Sinceramente no te entiendo...
-No hace falta que lo hagas, Seth... déjame decirte algo, que bien se que no te convencerá, pero espero que al menos te haga pensar, algo no muy habitual por aquí... yo mismo he llegado a la conclusión de que es mucho más meritorio y más admirable amar sin ser amado que amar siéndolo... el que ama siendo amado sabe que tendrá su recompensa, que conseguirá lo que quiere y que lo tiene todo a favor, pero sin embargo, quien ama sin ser amado aún a sabiendas de no tener ninguna oportunidad, lucha hasta desfallecer para arrancarle al menos una sonrisa, o una palabra amable, ese es su premio, y lo sabe... es mucho más loable entregar tu vida a alguien que no te corresponderá, porque ahí estás demostrando todo el amor que sientes hacia esa persona, porque le entregas todo lo que tienes a cambio de nada, es el más elevado de los gestos que se pueden hacer por una persona, dar la vida sin esperar nada a cambio...
-...Estás loco Van...
-Si, debo estarlo.
Seth se dio la vuelta y se marchó, pretendiendo parecer altivo, pero en su interior la reflexión de Van lo había dejado confundido, ¿serían ciertas sus palabras?
Ensimismado, Van seguía pensando, de cara al atardecer, mientras susurraba:
-¿Quién está más loco, yo, o el mundo? Me temo que nunca lo sabré...